martes, 7 de abril de 2015

TRADICIONES DE LAS FESTIVIDADES HUILESES





En estas celebraciones familiares se baila, se consumen de bebidas y se toman alimentos especiales: asado Huilense, chicha, guarapo, dulces y aguardiente. Otra riqueza de la ciudad es la imaginación popular para explicar algunos fenómenos naturales o cotidianos. Esta se resume en la gran cantidad de historias y leyendas que tienen cabida dentro de la tradición oral que cubre al Alto Magdalena. La Llorona, La Madremonte, El Mohán, La Muelona, La Patasola, El Duende y El Sombrerón, son algunas fantásticas historias que habitan en el imaginario colectivo de los Neivanos.


ALGO DE HISTORIA


Cuando se celebró el Cincuentenario del Departamento, el Huila consideró que debía darse a conocer al país como pueblo con cultura propia: las fiestas que se habían celebrado desde la Colonia en honor de San Juan y San Pedro, como síntesis de su cultura, se convirtieron en fiestas oficiales y hoy son la mejor estampa de recordación nacional del Huila.  
Oficializadas las fiestas, los organizadores estandarizaron algunos de los elementos que debían son típicos. Definieron un tipo específico de vestido para el hombre y otro para la mujer, establecieron la coreografía del baile del Sanjuanero huilense y fijaron unas pautas para la programación, de tal manera que hubiese eventos populares y certámenes cerrados. Con el tiempo, lo estandarizado se tornó más importante que la expresión popular y folclórica de donde había surgido. Sólo la tambora, el chucho, la puerca y la esterilla junto con el tiple, el requinto y la copla picaresca permanecen inalterables como testimonio de un pasado remoto en el que el sirviente se valía de las fiestas y de sus instrumentos para criticar al principal, para saldar cuentas con quien lo había ofendido o para advertirle a la mujer sobre sus humanas intenciones.










No hay comentarios:

Publicar un comentario